domingo, 29 de enero de 2012

Aprender inglés. ¿Es difícil?

La dificultad en el  proceso de aprendizaje del inglés como segunda lengua depende de muchos factores. Un estudiante avanzado puede comunicarse con nativos del idioma casi sin ningún problema e incluso podría decir que aprender inglés no es tan difícil. Sin embargo, un  principiante o “beginner” parece hundirse en lo más profundo con estructuras gramaticales tan sencillas como el “present simple” o sufrir inagotablemente con la conjugación del verbo “to be”.

Aprender inglés no debe ser una actividad que resulte tediosa y aburrida o que sintamos que es una obligación más que hay que cumplir. ¡Al contrario! El aprendizaje debe agradarnos, ser divertido e incluso motivarnos mientras progresamos. El enfoque que tengamos hacia el idioma es fundamental para su dominio. Como puedes darte cuenta, nuestra mentalidad juega un papel importantísimo. Si eres una de las personas que odian, detestan o aborrecen el inglés y lo estás aprendiendo “porque tienes que hacerlo”, entonces ya sabes lo que  tienes que cambiar.

Es difícil hacer frente a los choques culturales con el mundo angloparlante. Que si el dólar vale más que mi moneda; que si EUA invadió Iraq; que si construyen muros en la frontera; que si me piden visa para entrar a su país…en fin. Cuestiones como las anteriores, algunas veces realmente desmotivantes, resultan totalmente ajenas al aprendizaje del inglés, pero que sin embargo se las adjudicamos sin merecerlo, creando una mentalidad negativa que va en contra del idioma. Con un cambio de actitud podemos orientar nuestras ganas de aprender de manera productiva, fijándonos objetivos a corto y a largo plazo. El cumplimiento de metas es una pieza clave para el dominio de un idioma.

Desde el punto de vista de un hispanohablante, el inglés resulta muchas veces un martirio, pues no se pronuncia tal cual como se escribe, es decir, la parte oral es independiente de la parte escrita. Cuántas personas en su intento fallido por aprender la lengua inglesa optaron por probar suerte con el portugués o el italiano u otras lenguas las cuales se pronuncian como se leen. Una cosa es verdaderamente cierta. La gramática del inglés es mucho más sencilla que la de las lenguas romance.2

Regresando al caso del estudiante avanzado y del principiante empedernido, la diferencia puede estar claramente en los cimientos de su aprendizaje. Si tienes amigos que han aprendido inglés, y lo han hecho cada uno en escuelas diferentes, podrías preguntarles sobre el método que los llevó al dominio del idioma. Podría ser que a unos les haya costado menos trabajo adquirir la fluidez al hablar. A otros les tomó probablemente más tiempo y esfuerzo, pero al final de cuentas consiguieron sus objetivos. La importancia de un buen método de enseñanza tiene repercusiones positivas en el proceso de aprendizaje de un nuevo idioma. A un estudiante principiante podría tomarle de dos a tres años alcanzar un nivel avanzado de inglés, mientras que a otro igualmente principiante podría tomarle el mismo tiempo y no conseguir más que un nivel pre-intermedio o intermedio. El método influye sobremanera y es por eso que los costos monetarios la mayoría de las veces son  altamente elevados, algunas veces inaccesibles. Esto no quiere decir que sin un método de enseñanza que cueste mucho dinero no se aprende inglés.  Si bien es altamente efectivo, también repercuten cuestiones individuales independientes a los cursos. Hablamos del compromiso que se tiene con el aprendizaje, es decir, de la dedicación a las clases y de las responsabilidades con el estudio de una nueva lengua.

El proceso de asimilación de un segundo idioma es mucho más lento que  el programa de estudios de muchas de las academias especializadas en su enseñanza. Antes de asimilar completamente el uso de estructuras gramaticales como el “presente simple” dichas instituciones dan vuelta a la hoja e inmediatamente comienzan otras más rebuscadas como el “present perfect continious”. Lo que al final se entrega al alumno es un curso de identificación de estructuras gramaticales inglesas y no un curso de inglés propiamente dicho. Es por eso que más de una persona ha salido decepcionada de las academias que por un precio muy bajo, prometen inglés en tan solo seis meses. Al final de cuentas resulta una mala inversión en cuanto a tiempo y dinero.

Dejando de lado los motivos, aprender inglés como segunda lengua requiere de mucho esfuerzo, dedicación y motivación. Hagamos una pequeña analogía con el deporte. No es nuevo para nosotros saber que los deportistas de alto rendimiento han tenido una preparación continua a lo largo de muchos años de su vida. Incluso algunos de ellos han sacrificado cosas de gran valor para lograr sus metas. Están en donde están porque han sido decididos, responsables y disciplinados dentro de su campo de competencia. Es bien sabido también que la práctica hace al maestro y con el inglés no es la excepción.

3

1 comentario: